La humanización trata de contar con perros de apoyo emocional en un palacio de justicia, tanto en la jurisdicción civil, como penal, con el objetivo de apoyar a menores, mayores, personas con discapacidad y víctimas de violencia de género o doméstica.
El apoyo ejercido por perros elegidos y preparados generan un contexto de confianza para reducir la ansiedad, controlar estados de nerviosismo, facilitar la participación y el testimonio, y ayudar a colaborar de forma más espontánea y fluida. Se trata de que la visita al juzgado sea menos traumática. Y, sobre todo, se impide la llamada doble victimización al recordar en sede judicial los hechos sufridos.
Lo fundamental de estos perros consuelo o terapeutas peludos es su efecto ansiolítico, es decir, rebajan los malos pensamientos y la ansiedad en menores. Su presencia sirve como colchón emocional y permite, incluso, realizar alguna declaración que, anteriormente, en sede policial, por el estado de estrés y angustia, no era posible.

El Programa de perros de apoyo a menores en procesos judiciales y terapias con animales ya se ha implantado en varios juzgados de España. Así, por ejemplo, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Madrid cuenta desde hace diez años con el apoyo de Eika, un perrito de nueve años. 528 menores se han beneficiado de esta acción. En otros juzgados de Madrid se encuentran Kuba, Melón, Banana, Dogma, Leika, Cuba y Suri.
En Las Palmas de Gran Canaria tres perros (Lucas, chihuahua; Leo, labrador, y Lúa, una podenca) participaron en un programa piloto. En la actualidad, la caniche Gala trabaja para ganarse la voluntad de niñas y niños, sobre todo en delitos contra la libertad sexual y el abuso intrafamiliar.