Fotografía / SuAr – Peluquería y maquillaje / Carlos Estrada – Vestuario / Boutique Vértigo – Localización / Roche Bobois Tenerife

La actriz tinerfeña Paola Bontempi ha desconectado unos días en su Tenerife natal. «¡Cualquier disculpa es buena!», dice encantada. Normal, disfruta de la compañía de su padre, Francisco, y de amistades de toda la vida que, seguro, le habrán preguntado sobre su papel en Nacho, una industria XXX-L, la serie basada en la vida del actor porno Nacho Vidal que se estrenará en otoño. Vanos intentos. La Productora es tajante: por ahora, chitón. Eso sí, a FAMA adelanta (en petit comité) que el rodaje ha sido divertidísimo, que hay gente muy talentosa implicada y que tiene muchas ganas de que la vean.

Siempre quiso ser actriz y lo ha conseguido. ¿Qué más le puede pedir a la vida? «Me siento muy contenta de haber tenido la firmeza de apostar por dedicarme a lo que era una vocación clara. Ha sido posible gracias a un apoyo familiar fuerte y constante. Mi madre y mi padre me dieron alas y me apoyaron para volar hacia donde quisiera. Trabajar en lo que a uno le gusta es un regalo de la vida. Soy muy afortunada de poder hacerlo».

A los casi 18 marchó a Londres a estudiar Arte Dramático. Después, a Los Ángeles a continuar formándose. A los 24 años regresó a Madrid y más clases y cursos. Se lo tomó muy en serio… «Para mí la formación es muy importante. Estudiar en Londres me dio una base sólida que luego quise completar con la parte más audiovisual que me ofrecía Los Ángeles. A partir de ahí he seguido tomando cursos. Esta es una carrera en la que estamos continuamente aprendiendo y es interesante mantenerse en activo con curiosidad y ganas de explorar y de aprender».

«Me siento muy afortunada de ser actriz, aunque también soy muy consciente de la frustración constante a la que me enfrento»

Lucas Fernández le dio la alternativa en 2008 para su primer largometraje, Óscar, una pasión surrealista. En la película interpretó a Roma, la amante polaca del pintor tacorontero. ¿Qué recuerdos guarda? «Esa película es y será siempre muy especial. Lucas Fernández apostó por mí y se lo agradeceré siempre. Es muy difícil abrirse camino en esta profesión. Es una bendición encontrarse con personas que están dispuestas a darte una oportunidad. Yo tuve esa suerte. Me abrieron una puerta a un proyecto precioso y con un personaje maravilloso que fue Roma. Trabajar con compañeros como Victoria Abril, Emma Suárez, Jorge Perugorría y Joaquim de Almeida fue un lujo. Aprendí mucho y, además, trabajé con un equipo técnico maravilloso. La banda sonora de Diego Navarro es una preciosidad. El equipo de maquillaje y peluquería con Manolo García y Ana Lozano, espectacular. El vestuario de Tatiana Hernández, hermoso. Siempre me ha encantado participar en proyectos de época, así que no pude ser más feliz».

Desde entonces su participación en el cine ha sido constante. No obstante, todavía no ha llegado el papel con el éxito comercial necesario que la haya aupado a lo más alto. Instalada en los cuarenta y tantos, ¿le importa?, ¿le quita el sueño? «Por un lado me siento muy afortunada de ser actriz y, por otro, soy muy consciente de la frustración constante a la que me enfrento. El éxito comercial es un fenómeno peculiar. Quienes pertenecemos a este mundo somos contadores de historias y lo que queremos es que esas historias lleguen al mayor número de gente posible, pero solo una minoría consigue realmente ese éxito comercial del que hablamos. Hay ciertos proyectos que nos colocan en otro sitio. Yo, todavía, no he tenido ese proyecto. Mi trayectoria está siendo lenta y constante. A estas alturas de mi vida he de decir que ya no me quita el sueño, pero le engañaría si dijera que no me preocupa. Soy muy feliz cuando trabajo y estoy continuamente en la lucha por conseguir que, por lo menos, me consideren para papeles. Esto es así. Pero, incluso, para las actrices y actores más consolidados también es así. Se trata de estar siempre trabajando para poder seguir trabajando».

En El ataúd de cristal (Haritz Zubillaga, 2017) fue única protagonista. ¿Le satisfizo el resultado final? «Esa película fue un reto maravilloso. Jamás me había encontrado con un papel así y seguramente no me lo vuelva a encontrar. Es un thriller de terror psicológico con una premisa muy especial: única actriz y única localización. Tanto la preparación como el rodaje fueron muy intensos. Cuando el director Haritz Zubillaga me llamó para ofrecerme el personaje de Amanda no me dijo mucho más. Solo me mandó el guion. Cuando lo leí y me di cuenta de que estaba sola toda la película encerrada en una limusina, flipé. En seguida me di cuenta de que era un reto espectacular y muy arriesgado, pero acepté. Confiaba mucho en Haritz, en Jon Domínguez, el director de fotografía y en el productor, Galder Gaztelu-Urrutia. Volvería a trabajar con cualquiera de ellos sin dudarlo. Fue una película muy dura pero estoy muy orgullosa de ella. Nos ha dado muchas alegrías y premios internacionales, entre los que hay varios a mejor actriz protagonista».

Se desenvuelve muy bien con el inglés. ¿Hollywood entra en sus planes? «La aventura de Hollywood ya la viví. Ja, ja, ja… Vivir en Los Ángeles me encantó y aprendí muchísimo. De todas formas, como el título de la película de James Bond: nunca digas nunca jamás. Si mi futuro implica trabajar en proyectos interesantes seré sumamente feliz, no me importa dónde. Me gusta mucho trabajar en inglés. Las series inglesas, por ejemplo, me encantan. Cierto es que no tengo ese sueño de llegar a Hollywood. Lo tuve, pero ya no».

Series de televisión tampoco le faltan: Hospital Central, La que se avecina, Cuéntame cómo pasó… Lo suyo es un no parar… «Ja, ja, ja… Pico y pala… Me siento muy afortunada».

En Reino Unido interpretó a Catalina de Aragón, una de las seis esposas de Enrique VIII en una miniserie de la BBC de tres capítulos. ¿Cómo fue la experiencia? «¡Una de mis interpretaciones favoritas! Interpreto a un personaje precioso del que aprendí muchísimo. Fue la primera esposa del rey Enrique VIII. Imagínese, su divorcio provocó el nacimiento de una nueva iglesia en Inglaterra rompiendo con el Catolicismo. Se podría decir que su relación cambió la historia de Europa. ¡Muy interesante! Rodamos con un vestuario de ensueño en unas localizaciones espectaculares de Inglaterra. ¡Lo disfruté muchísimo!».

«Valoro mucho mi intimidad y la de mi familia. En todo caso, por suerte, tampoco creo que suscite mucho interés»

¿En qué registro interpretativo se encuentra más cómoda? «En ninguno en particular. Me gusta la oportunidad de explorar variedad de personajes y registros, lo cual suele ser un lujo ya que se nos tiende a encasillar. Cierto es que disfruto mucho los proyectos de época. Me maravilla la idea de viajar en el tiempo. Interpretar personajes de otras épocas es lo más parecido».

¿Es muy selectiva? ¿Rechaza muchos papeles que no son de su agrado? «La verdad es que no me puedo permitir ser demasiado selectiva. Hay que trabajar».

Teatro, musicales… ¿Contempla el escenario? «En mis comienzos en Inglaterra y luego en Los Ángeles hice mucho teatro. No he vuelto a las tablas desde que vivo en Madrid. La verdad es que lo echo de menos. En cuanto tenga la oportunidad me gustaría volver a hacerlo. El teatro es muy mágico».

En su día inició en YouTube el canal Pétalos de Chocolate sobre repostería, su otra pasión. Ahora lo presenta en la TV Canaria. ¿Y esta experiencia? «Durante mucho tiempo he estado alejada de mi faceta de presentadora. Sin embargo, este año Tierra de Alisios me ofreció incorporar al programa la sección Pétalos de Chocolate y en eso estamos. En la TV Canaria me siento como en casa».

¿Cómo surgió este proyecto dulce? «Con la maternidad me apeteció mucho hacer tartas de cumpleaños para mis hijas. Empecé a practicar la repostería y con los años he ido aprendiendo mucho y desarrollando un montón de recetas. Me encanta compartir recetas ricas, bonitas y fáciles de hacer. Mi marido es realizador así que se nos ocurrió juntar su saber hacer con mi pasión por la repostería y mi faceta de presentadora. Así nació Pétalos de Chocolate».

«Mi trayectoria está siendo lenta y constante. Se trata de estar siempre trabajando para poder seguir trabajando»

Los postres, dicen, es cuestión de aritmética. ¿Extrapola esa receta a su vida? ¿Calculadora, perfeccionista o más bien, pasional? «Un poco de todo. Ahora bien, es verdad que soy muy perfeccionista, lo cual es bueno, pero también es una limitación. Mi propio perfeccionismo me lleva, a veces, por el camino de la amargura. Ja, ja, ja…».

¿Hay otra actividad que le robe el tiempo? «Hay una disciplina que combina el teatro con la psicología, un tema que a mí me gusta mucho. Se llama psicodrama, materia a la que he dedicado los últimos años. Además, mis hijas aún son pequeñas y necesitan de mi tiempo».

Su vida privada (está casada con Sergio y tiene dos niñas) apenas trasciende en los medios. No es mucho de flashes, exclusivas… ¿Cuestión de salud? «Me gusta cuidar mucho mi vida privada. Valoro mucho mi intimidad y la de mi familia. En todo caso, por suerte, tampoco creo que suscite mucho interés. Tengo una vida tranquila y muy normal».

Tampoco muestra ese espíritu reinvindicativo tan propio del mundo artístico… «Aunque lucho por lo que me parece importante, soy una persona muy tranquila y cuido mi pequeño entorno lo máximo posible. Y siempre desde la privacidad».

¿Qué plan tiene para mañana? «¡A ver qué surge!».

EL CURIOSO IMPERTINENTE

¿Cómo lleva eso de ser pelirroja? «Las pelirrojas, según la mitología, somos brujas. También dicen que si nos frotas la cabeza damos buena suerte…».

¿Mejor esposa o madre? «La mejor esposa y madre que soy capaz de ser».

¿De qué se cuida con especial recelo? «De la inconsciencia».

¿Con qué no se atrevería jamás? «Con el puenting».

Nadie se imagina que usted… «Soy muy tímida».

¿Lo mejor de ser Paola Bontempi? «Ser».

¿El amor de su vida? «Mi marido y mis hijas».

¿Qué revolución está pendiente? «La que cambie nuestra forma de vivir y se busque la armonía entre la naturaleza, el desarrollo técnico y la humanidad».

¿No puede prescindir de? «Mi familia».

¿Con qué actor o actriz se tomaría un café? «Si tengo que decidir, con Anthony Hopkins».

¿Con qué o quién es especialmente exigente? «Conmigo misma».

¿Su talento más preciado? «La templanza».

¿Se ha hecho algún arreglo estético? «No, me da miedo».

Califique el cine x… «Sex».

¿Su postre favorito? «El quesillo canario».

¿Qué le ha enseñado el cine? «El trabajo en equipo».

¿Qué hará cuando se canse? «No creo que me canse nunca del todo. Y si es así, ya veremos».

¿En qué lujo gasta el dinero que gana? «En la educación de mis hijas».

¿Su mayor defecto? «La autocrítica».

Tengo que preguntárselo: ¿una película? «Las Horas».