Cuenta la historia que en este barranco que se encuentra en Güimar, en el sureste de la isla de Tenerife, en el año 1496, las tropas castellanas entregaron el territorio a Juan de Badajoz tras habérselo cedido años antes por el último mencey guanche conocido del municipio de Güimar, llamado Añaterve.  Este ha sido el yacimiento de muchas de las momias guanches encontradas hasta hoy. Muchas personas aseguran haber experimentado muchos fenómenos paranormales en éste terreno. Les cuento la que para mí es la mejor.

La leyenda de la Niña de las Peras nos sitúa en los años 1890 y 1910. La niña fue enviada por sus padres al barranco a recoger fruta, pero desapareció sin dejar rastro alguno. Muchos fueron los esfuerzos por encontrarla sin resultado positivo. Décadas más tarde, la niña apareció con el mismo aspecto que cuando desapareció. Ante el asombro de todos, relató que se durmió al pie de un peral y al despertar se encontró con un ser vestido de blanco que la condujo hasta una cueva. Descendieron unas escaleras y se encontró con otros seres iguales al que la acompañaba. Charló un par de minutos con ellos y volvió a su casa, temerosa de lo impaciente que podría estar su madre. Lo que para ella habían sido minutos, fueron en realidad treinta años. Y ella volvía con la misma edad y con la misma ropa.

Esta es una de las historias más sorprendentes que se ha contado de generación en generación. Un arbusto al que llaman “peralillo” es casi es difícil de encontrar en otras zonas del Archipiélago.  Puede que el  barranco de Badajoz sea una puerta a otra dimensión donde el tiempo sea relativo o un camino a otros mundos…

Alejandro de Bernardo
@AlejandroDeBernardo