Con la llegada de la primavera llegan las bodas. Apetecen colores brillantes, tejidos ligueros y cuerpos vibrantes que se ciñen al cuerpo como una segunda piel. Para las más atrevidas tenemos colores neón en trajes de pantalón-chaqueta tales como amarillo lima o frambuesa, vestidos rectos con volantes fruncidos en tonos lilas y cuerpos de gasa estampados con reminiscencias a los años cincuenta.

Las más clásicas encontrarán vestidos en colores lisos anaranjados, coral o rosa maquillaje con cuerpos drapeados y escotes medios, que conviven con pantalones de talle alto con lazada y blusas de organza.

Todos los estilos tienen cabida en esta nueva temporada.