Casi que junio se resume en el mes de la finalización del periodo escolar. Padres y madres poniéndole velas a las santidades para que sus vástagos aprueben todas las materias. En este país tan socialmente desvertebrado, otra vez toca buscarse la vida para poder conciliar el trabajo con el fin de los colegios, es decir, pedir favores a más no poder, abuelidad incluida Y, en medio de todo esto, recibir el papelito con las notas finales o consultar de forma digital en Pincel Ekade las calificaciones que quienes nos dedicamos a la enseñanza tenemos que tener puestas dos o tres semanas antes.
«Como docente de la pública de Canarias tengo que darles malas noticias: esas notas que reciben no son del todo fiables»
Verán, como docente de la pública de Canarias tengo que darles malas noticias: esas notas que reciben no son del todo fiables. El profesorado está en medio de fuerzas centrípetas que lo asedian: la propia Administración educativa con sus exigencias (a menudo pura inútil burocracia), las familias con sus demandas en las que la razón la tiene siempre quien estudia, el alumnado (demasiadas veces malcriado y extorsionador) y hasta el resto de docentes (pasotas o en fase de quemarse), es decir, un batiburrillo de malas influencias que suelen pesar a la hora de poner un número que califique los aprendizajes. Pues, sintiéndolo mucho, no se fíen, es decir, una buena nota en sea la materia que sea no significa para nada que se domine. Suele ocurrir mucho, por ejemplo, en los idiomas. El alumnado aprueba Inglés y Francés y Alemán, pero, en realidad, no tiene formación idiomática ni para los trabajos básicos de un hotel. Mejor que vayan a Inglaterra.
La enseñanza pública en Canarias necesita una revisión profunda y realista y que la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias asuma de una vez los bajos niveles académicos de la inmensa mayoría de nuestro alumnado, que va aprobando a empujones porque muchos suspensos por clase ya presuponen la injusta culpa del docente. El sistema educativo hace aguas, aunque el alumnado presuntamente apruebe las materias. No se crean las notas porque dependen de tanta influencias y factores más o menos externos que son los números más alejados de la realidad que conozco. Un 5 casi nunca es un 5, sino un regalo, pero las odiosas cifras del paro juvenil sí que son verdad verdadera. Y de eso, Canarias, por desgracia, sabe mucho.
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