¿Es más difícil adelgazar a medida que envejecemos? La respuesta corta es sí. Y la larga, también. El aumento de grasa corporal ocurre cuando existe un desequilibrio entre las calorías que ingerimos y las que gastamos. Las necesidades energéticas de nuestro cuerpo son diferentes en cada etapa de nuestra vida. La cantidad de energía que necesitamos es menor a medida que envejecemos. Si estamos habituados a un estilo de vida y alimentación y no lo modificamos cuando estas necesidades disminuyen, generará un desequilibrio. Además, la disminución del ejercicio con la edad, el sedentarismo y los cambios hormonales que se suceden, sobre todo en las mujeres en torno al climaterio, favorecen este desequilibrio en favor de la grasa. Y si a esto le sumamos los procesos propios del envejecimiento, el proceso de adelgazamiento se complica en tanto en cuanto es más fácil engordar.

Resumiendo: cuando envejecemos aumenta la grasa y disminuye el músculo, merma el metabolismo basal. La misma actividad genera menos gasto. En consecuencia, debemos adecuar la ingesta reduciendo las calorías aportadas y aumentando la actividad física diaria.