DJ en Maldivas

«En mi tiempo libre (un día a la semana) descanso, voy a la playa, practico el esnórquel y disfruto de los amaneceres y atardeceres»

«No le tengo miedo a nada. Intento ser feliz, recorrer el Mundo y establecer, algún día, mi residencia en Puerto Rico»

Jenny del Olmo (Jennifer Dons) es una de las DJ más reconocidas de Canarias y del panorama nacional. No solo ha trabajado en las Islas, sino que también cuenta con colaboraciones en la Península, Puerto Rico y México. En la actualidad, está nominada por las revistas especializadas djanemag y djanetop como djane del año 2019.

Nació en Santa Cruz de Tenerife en 1982 y desde el primer día recibió la impronta de su padre José Ramón, DJ profesional. Comenzó su actividad a los catorce años y, en la actualidad, tras una temporada en San Juan (Puerto Rico) y Madrid, reside en Maldivas tras aceptar la oferta que le propuso un exclusivo resort. Al tiempo, su marido, Raúl López, aceptó la propuesta que le hizo el resort de otro atolón.

Vive en la pequeña isla de Fesdu junto a poco más de 250 personas («Tardas cuatro minutos en recorrerla completa»). Maldivas se compone de más de 1200 islas, la mayoría diminutas. La movilidad entre ellas es complicada y se realiza en embarcaciones rápidas e hidroaviones. Está claro que la vida en Fesdu para los residentes no es idílica: «Si necesitas comprar pasta de dientes o cualquier cosa debes ir a la isla capital, Malé, que, por cierto, es carísima y un caos. Por un gel de ducha que en Tenerife me cuesta dos euros, allí pago ciento noventa rufiyas, unos once euros». Malé mide casi siete kilómetros cuadrados y acoge a más de cien mil personas.

La tinerfeña es music curator, la encargada musical del resort, esto es, ponerle la banda sonora a las vacaciones de las personas alojadas en el establecimiento. «Controlo los hilos musicales, pincho en el desayuno, en las pool party, en las puestas de sol, que es mi momento favorito, y por la noche. También me ocupo de la contratación del resto de artistas para el hotel», apunta.

En general, pincha house y sus variantes: Deep House, Downtempo, Chill Out, Tech House… aunque nunca lleva un repertorio preparado. Antes bien, observa a la clientela y en función del análisis decide la música, «lo que los DJ llamamos psicología de pista».

Pese a la intensidad del trabajo (solo dispone de un día libre a la semana y tiempo por la noche para ir al gimnasio) y la estrechez de Fesdu, Jenny del Olmo confiesa que, al principio, pensó que no aguantaría ni tres meses. No obstante, afirma que se lo han puesto muy fácil y que ha encontrado una nueva familia de diferentes nacionalidades. «La experiencia me está enriqueciendo muchísimo. Amo mi trabajo y eso me llena a pesar de los obstáculos», asienta.

En su tiempo libre descansa, va a la playa, practica el esnórquel y disfruta de los amaneceres y atardeceres. Es cómo ir de vacaciones al paraíso: clima tropical, colores turquesa del océano, arena coralina siempre fresca, fondos marinos espectaculares, noches iluminadas con millones de estrellas…

Pero Maldivas es un paso más en la carrera de Jennifer Dons, a quien no le gusta planear nada: «Me gusta soñar y la vida me lleva allá donde tengo que estar. Pueden enviarme a cualquier otro hotel. No le tengo miedo a nada. Intento ser feliz, recorrer el Mundo y establecer, algún día, mi residencia en Puerto Rico».

La pandemia de la Covid-19 también ha afectado a Maldivas, un país que vive del turismo. Los hoteles se vieron obligados a cerrar y el abastecimiento de alimentos fue complicado. «Para mí fue muy duro quedarme aislada en Fesdu durante un tiempo sin poder regresar a casa y en época de monzones», recuerda Jenny del Olmo, antes de mostrar inquietud por la situación de su sector: «El gremio del espectáculo es el más perjudicado por esta situación excepcional que estamos viviendo».

Ahora, en Tenerife, espera a reincorporarse a su puesto de trabajo en Maldivas. Será en breve y ya tiene preparada su mejor sonrisa para ponerse detrás de unos platos.