Hace poco más de veinte años que se inventó un elemento para el entrenamiento denominado TRX. Te solucionaba la papeleta por unos 200 euros con el mensaje «Llévate el gym a casa». En la actualidad este tipo de dispositivos se denominan «elementos para el entrenamiento en suspensión» y ya se registran multitud de evoluciones físicas y de precio. Los encuentras hasta por menos de 40 euros.

El TRX ganó gran popularidad por su portabilidad y por su versatilidad, pudiendo hacer, según su propio catálogo, más de doscientos movimientos diferentes. Pero lo más importante es que mejoran la fuerza muscular con movimientos sencillos y con el propio peso corporal, teniendo una estimulación de los músculos de la zona central del cuerpo mayor de la que ofrecen otros dispositivos clásicos.

La gran mayoría de la población sana puede usar este dispositivo para incrementar la actividad física diaria. Pero si lo que se necesita es mejorar el estado de salud, deprimido o alterado por alguna lesión o enfermedad, sin dudarlo, hay que ponerse en manos de profesionales que ayuden a definir el conjunto de movimientos que mejor se adapten al problema, el tipo y cantidad de elementos a utilizar, las recuperaciones entre series, la densidad del trabajo por sesión y por semana, el número de series, las repeticiones, la velocidad de ejecución de los ejercicios… Nada como mantenerse físicamente activo, con cabeza.