Foto / Alba Goya y Cristina Molina.
Los Troncos siempre fue uno de los restaurantes clásicos de la Capital tinerfeña (calle del Perdón). Crecimos en casa sintiendo cerca los aromas de su culinaria castellana, hasta que el propietario, Pepe Herrera, colgó la chaquetilla después de cincuenta años frente a los fogones. Hace tres años pasó a manos de los empresarios Quique Alfonso y Jorge Menéndez (¡qué bien lo están haciendo!), también al frente de los orientales Aiko Sushi y Soko Izakaya, rejuveneciendo el concepto sin perder la esencia tradicional que lo hizo referente.
«La propuesta colma apetencias y rinde homenaje a la historia gastronómica de Santa Cruz»
Ahora se presenta con una innovadora k (Los Tronkos) y Alba Goya en la cocina, joven autodidacta que se formó entre los calderos del guachinche familiar y que lleva el gusto por el buen sabor en la sangre. Con estos mimbres y con el mejor producto de mercado no extraña, entonces, que la nueva oferta de Los Tronkos, en carta y fuera de ella, continúe conquistando al paladar, incluyendo, además, el recetario oriental de los hermanos del sol naciente. Saludable contraste. Por eso, celebramos que el Tataki de atún rojo (¡fantástico!) y los nigiris de carabinero de Lanzarote, de salmón con wasabi, de wagyu y de hamburguesa de chuletón de rubia gallega abran el apetito para una sabrosa Tortilla vaga con alcachofas, chips de jamón y fua, y un suculento Risotto de cherne y gambón. Terminamos con una Tarta de queso horneada (vista y no vista).
La propuesta colma apetencias y rinde homenaje a la historia gastronómica de Santa Cruz. Disfrutes mortales en un acogedor comedor renovado que exhibe una cuidada cava de vinos de la Península, canarios y algunos extra Pirineos. Para la ocasión, disfrutamos con uno de por aquí cerca: Trevejos listán blanco de Vilaflor, 2017. Magnífico. Sirve la sala un equipo ágil y eficiente con Cristina Molina a la cabeza. Nada podía salir mal.
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