La casa de Víctor Suárez, en la entrada al Puerto de la Cruz por el Botánico, seduce desde el primer momento. Es lo que tiene el nombre del Restaurante, Haydée: acariciar, mimar… Letras y amores que heredó de su abuela. Y esa esencia persiste, ahora sazonada con el swing de Eneko Atxa, Josean Alija, Martín Berasategui y los Hermanos Adriá, mentores de una maestría que no para de crecer y que se forjó en el Grado de Alimentación y Bebidas del Hotel Escuela de Santa Cruz de Tenerife. El chef y su Haydée (un sol Repsol y mención en la Guía Michelin) cautivan desde el cero coma. Están en lo más top de la alta cocina tinerfeña y solo es cuestión de (poco) tiempo que el norte de la Isla se ilumine con una estrella.
«El chef y su Haydée (un sol Repsol y mención en la Guía Michelin) cautivan desde el cero coma»
La jefa de sala, Marta Negrón, nos hace sentir mejor que en casa. Fácil con las burbujas de un Maria Rigol Brut Nature de 2018 para acompañar un maravilloso comienzo de panes artesanales, trío de mantequilla, chorizo de perro a la brasa, chochos que licúan en la boca, tomate fermentado y una refrescante kombucha macerada con tomate y albahaca. Sabor, texturas que fascinan, colores… en una vajilla espectacular y cuidados emplatados. A partir de este instante todo va a mejor.
El menú degustación continúa con unos bocados clásicos: Croqueta líquida de kimchi, Nube helada de lichi con zanahoria encurtida y Caipiriña de cereza. El mantel se viste con el juego de un reloj de arena que marca el tiempo de llevarte a la boca la croqueta. Y el tiempo se para.
Continuamos con platos que marcan la identidad y la experiencia del chef. Todos magníficos, como la Lubina Aquanaria en mojo hervido y espuma de pil pil (y una caracola) y un Cabrito embarrado envuelto en hoja de plátano. Viva la Nochebuena. Maridamos con un rico Benje blanco de 2020 de Envínate. De postre, Tocinillo de calabaza. Y unas olas y un arrope.
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