Paseamos por la capital tinerfeña y llegamos a uno de los rincones más agradables del centro: La Plaza de los Patos. A pesar de su nombre ni es una gran plaza ni tiene patos. Se ubica entre la zona de Weyler, el Ayuntamiento y el Parque García Sanabria. Sirve de punto de conexión entre varias calles y ese, precisamente, fue su primer objetivo: crear una rotonda para organizar el tráfico.

Su nombre real es Plaza del 25 de Julio. Tiene sus orígenes en 1917 aunque su construcción empezó en 1913.

Está ubicada en el que fuera el acceso al primer barrio residencial de Santa Cruz, el conocido Barrio de los Hoteles. En 1906, la visita del Rey Alfonso XIII a Tenerife sirvió para poner la primera piedra de la plaza, denominándose la Piedra del Rey. Pero la cosa se quedó en eso, en una piedra solitaria. El coste de la plaza era tan elevado que el proyecto se ralentizó año tras año. El presupuesto inicial fue de 15.000 pesetas. La última remodelación costó más de 510 mil euros. Cuentas….si quieren más cifras, visiten Mi Pasaporte.

Las características más destacadas de esta plazoleta son sus azulejos y también las tradicionales ranas. Son fruto de una copia de la fuente de Las Ranas de la plaza María Luisa de Sevilla. Los azulejos se realizaron en el barrio sevillano de Triana, en Andalucía.

La plaza de Los Patos está rodeada por edificios de corte modernista, palacetes antiguos que bien valen un vistazo.

Otra de las curiosidades. En las últimas obras los operarios se encontraron una galería de agua que servía para canalizar el caudal de un barranquillo que pasa por la zona. El ayuntamiento no lo tenía inventariado. ¡Sorpresas que nos encontramos en Tenerife!.

Lidia Rguez. Fuentes

@lidiargf