Resurfacing es un término que significa «volver a empezar». Y ahora es momento de volver a empezar también para nuestra piel ayudándola a formar capas nuevas que le darán un aspecto más sano y, por lo tanto, más bonito. Partiendo de la idea de que una piel sana es una piel bonita es fácil entender que mantenerla en forma y saludable es fundamental para conseguir nuestro objetivo de rejuvenecer y embellecer. Para ello, mi pareja perfecta la forman el retinol en uso tópico (cremas en casa) y el láser de erbio o CO2 fraccionados. Juntos y utilizados correctamente consiguen transformar pieles en tiempo récord.

Resurfacing es el tratamiento que practicamos con el láser de erbio fraccionado. Logra barrer o arrastrar la capa más superficial de la piel con las células más envejecidas para forzar su renovación. Se trata de eliminar los signos de envejecimiento como manchas, arrugas, flacidez o descolgamiento. Lo realizamos con microlesiones, pequeñas heridas que generamos en cada disparo y que estimulan la formación de colágeno y elastina. Así mejoramos la calidad de la piel.

Este chute de rejuvenecimiento debe hacerse en invierno, pues debemos estar extremadamente protegidos del Sol y contar con que durante cuatro o cinco días la piel estará roja pero sin ninguna molestia.

El resultado es una piel nueva, sana y bonita, iluminada, homogénea y reluciente los 365 días del año y a cualquier hora del día, como un filtro de Instagram pero sin estar detrás del móvil.