Esto va de generaciones, de influencias y experiencias. Va de teletrabajo: solución o inconveniente. Depende. Para que me entiendan: teletrabajar es despertarse a las ocho, desayunar y pasear a la perra, volver a casa y arrimar el hombro las horas asignadas. Así de sencillo. Además, me he montado un espacio ideal con plantas, cuadros y un puf. Se trabaja de lujo. Pero también podría ser desde un pisito en Garachico (o donde más te guste) con su respectivo baño matutino en El Caletón, sesión de cerámica y luego, a currar. También puedes teletrabajar en un espacio de coworking y así compartir espacio con otras personas de las que te nutras profesionalmente. Todavía hay quienes creemos en la evolución. Inspira respirar más allá de los muros. Esta pieza ya está en el tablero y toca jugar. ¡Oye! Que ir a la ofi con los compis también mola. De hecho, está de moda ir un día o dos a la empresa para cambiar la rutina virtual. Ahora, solo queda normalizar la videollamada y confiar en el universo. ¡Digo yo!