Sara Cruz tiene 18 años y es posmillennial. O sea, de la prole de la llamada Generación Z, aunque también podría ser de la Generación V (en referencia a virtual) y hasta centennial. ¡Tanto da! El caso es que la reina veinte veinte del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife vive el presente intensamente, está hiperconectada, coge el avión como si de un tranvía se tratase («¡viajar es lo que más me gusta!») y tiene claro que los estudios son lo primero. Por eso se aplica con denuedo en primero de Psicología en la Universidad Europea de La Orotava. Y luego ya se verá. Luchadora, empática, impulsiva, positiva… la reina de la primera fiesta de Tenerife pisa fuerte y ya ha dejado atrás las inseguridades propias de la adolescencia. Normal. Su vida (la vida) va rápido. No sobra el tiempo. Distracciones, las justas. Las decisiones se toman y ahora tocaba entrenar a tope durante tres meses para lucir con apostura la maravillosa fantasía de Sedomir Rodríguez de la Sierra. El trono valió el esfuerzo. Sentir.
·Foto: David Gil
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