Trabajo ocho horas diarias, más alguna extra que siempre cae. A veces, organizarme con las comidas resulta algo complicado, así que he encontrado un método que ayuda con la organización de la rutina y que libera, en cierta medida, del corre corrediario. Me refiero a cocinar por las noches, ideal para ganar tiempo. Me explico: cocinar es algo que recomiendo. Relaja y potencia la creatividad. Pero para aquellas personas que nos gusta hacerlo y no podemos desarrollarlo por falta de tiempo durante el día o tras llegar del trabajo, genera cierta frustración. Así que la otra tarde al salir de entrenar pasé por la verdulería. Compré una calabaza, dos zanahorias, un manojo de espinacas, garbanzos, un apio y no sé que más. Eran las 20.30. ¿Y si me hago un potaje para la semana? Tras picarlo todo sofreí en aceite de oliva una cebolla y dos dientes de ajo. Luego añadí el apio y las espinacas. Tras dorar durante cinco minutos volqué las zanahorias, la calabaza, un litro y medio de agua y una pizca de sal. Ya solo quedaba que se cociera durante treinta minutos, moler y el tropezón final: unos garbanzos. Me dio para dos comidas y congelador. Riquísimo.