Es fácil comenzar a pensar en una pieza de joyería y que termine siendo una obra escultórica. Cambian, simplemente, los materiales a ensamblar. Maravillas de creaciones elaboradas en mármol, pizarra o cuarzos dan como fruto un cuadro, una bandeja o un jarrón. Si trabajamos con minerales es muy  importante tener en cuenta la dureza, dispersión, espectro de colores… Todo es poco para la inspiración. La naturaleza, el día a día, la vida, en general, son las mejores fuentes, aunque, sin lugar a dudas, una buena formación académica y una amplia cultura son los mejores aliados para la configuración de esculturas mitológicas y producción de piezas históricas. Un ejemplo claro son las múltiples carabelas que se montan a modo de colgante en oro aderezado con piedras preciosas o como orfebrería emblemática con incrustaciones de jaspes y ágatas mezcladas con piedras calizas. Como siempre, todo depende de la creatividad del artista.