Muchos sectores usan el 8M como al árbol de Navidad: decora la fiesta y luego se guarda hasta el año que viene. Afortunadamente, no es el caso de la Cultura en Canarias. Y por eso, aunque escribir este artículo habría sido más cool el mes marzo, me sumo a la apuesta por mantener la lucha por la igualdad de género durante todo el año.
Así, hablar del todos y todas está muy bien. Pero estaría mucho mejor mirar Lagenda y buscar la próxima representación de “Anónimas”, una joya escrita por Sofía M. Privitera y protagonizada por Marta Solís y Carmen Hernández. Una hora de teatro y música, dirigida por Severiano García, que toca el alma con cada acorde de Mon Cabrera.
Es precioso ver todos los edificios oficiales iluminados de violeta un día al año, pero impresiona mucho más ver “Madre”, de la Compañía de Danza María Mora. O “Valientes”, de Burka Teatro. O “Informe Lope”, de Morfema… Espectáculos únicos, de diferentes artes escénicas, con la mujer como argumento.
Pero solo de argumentos no se come y, aunque la industria musical suele practicar la igualdad entre sus solistas, parece que el backline de músicos sigue siendo un espacio reservado mayoritariamente para ellos. Por eso es un soplo de aire fresco ir a un concierto del cuarteto femenino BJAZZ o escuchar en directo a la Gran Canaria´s Women Band, que demuestran sobre el escenario que la música instrumental no tiene género.
Queremos más mujeres en producción y dirección, en sonido, iluminación… Pero, aun así, la Cultura lo está haciendo bien. Es más, es el hombre el que se lo está perdiendo. Porque si vas a cualquier sala, por lo general los hombres no llegan al tercio del aforo. Y este mismo sábado pasado, el director de la obra en la que trabajábamos miró la cola de la entrada y dijo: “Los hombres se quedan viendo el fútbol y las mujeres vienen al teatro”. Y es algo que no nos podemos permitir.
Este año dedicamos las Letras Canarias a Natalia Sosa, una adelantada a su tiempo. Pero sus poemas no podrán cambiar el mundo si ellos no los leen también. Y si lo que está de moda es dedicar días a las minorías sociales, espero que no tengamos que declarar nunca el Día del hombre que consume Cultura.
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