Siempre me gustó Alaska (Olvido Gara Jova, México, 1963), protagonista por derecho propio de la Movida madrileña. Movimiento que revolucionó la España de los ochenta, nos introdujo por la puerta grande en la contracultura de la época y consiguió que el resto de Europa empezara a mirarnos con respetito.
Mi admirada Alaska, musa e icono del existencialismo pop, me hacía mover el esqueleto en mi temprana juventud y las letras de sus canciones me ayudaban a canalizar una rebeldía innata reflejo de mis pocos años y mis ganas de ponerme el mundo por montera.
Con los años su figura se fue desdibujando y perdiendo protagonismo hasta que, recientemente, ha experimentado un resurgir maduro, potente y que engancha.
«Alaska presentó recientemente nueva canción que pinta a pelotazo comercial y que se antoja perfecta en este verano poscovid que grita ganas de vivir»
Alaska presentó recientemente nueva canción que pinta a pelotazo comercial y que se antoja perfecta en este verano poscovid que grita ganas de vivir.
Su tema Momentismo Absoluto es una revindicación del carpe diem, término que llevaba tiempo oliendo a naftalina y que se nos rompió de tanto usarlo.
Ella, muy hábilmente, ha sabido relanzar el concepto con un timing perfecto para abducir a talluditos y millennials de igual manera.
En su estribillo proclama que «es tiempo de vivir, tenemos que seguir y lo que será, será». Yesta afirmación tan sensata y positiva se antoja mucho más complicada de practicar de lo que parece.
Llave de la felicidad es este Momentismo que nos invita a dejar al futuro atrás, que tiene tela y si no, ojo al contrasentido de la frasecita, solo apta para espabilados.
La premisa de evitar atormentarnos con el ayer y de no asustarnos por el mañana no es moco de pavo. Requiere de una constante práctica para conseguir centrarnos de manera intencionada en vivir el presente. Volver al aquí y ahora cada vez que se nos va el santo al cielo y nuestro Pepito Grillo particular nos apabulla con las cosas que deberíamos haber hecho o lo felices que vamos a ser cuando alcancemos un objetivo que, invariablemente, cambia cada vez que lo tenemos cerca.
Aboguemos, pues, por la propuesta de Alaska y este verano hagamos nuestro su Momentismo Absoluto, porque hoy, más que nunca, «es tiempo de vivir, tenemos que seguir y lo que será, será».
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