El periodista, durante la firma de ejemplares. Fotografía / SuAr

José Luis Zurita, profesor de Periodismo en la Universidad de La Laguna y director de FAMA, presentó recientemente el libro La Tarde, 55 años de periodismo tinerfeño (1927-1982). El ocaso de la prensa vespertina en España. Acompañaron al autor Salvador García Llanos, presidente de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz de Tenerife, y Humberto Hernández, presidente de la Academia Canaria de la Lengua.

El acto se celebró en la Capital tinerfeña en la nueva sede de la Asociación de Periodistas entre familiares de Zurita, amistades y colegas de la Universidad y de la profesión periodística. Entre otros, José Acosta, Juan Carlos Carballo, Juan Carlos Díaz Lorenzo, Leopoldo Fernández, María Luisa Hodgson, Eliseo Izquierdo, María Dolores Meneses, Lucas Morales y Enrique Rey Pitti. También asistió el presidente de la Audiencia de Cuentas de Canarias, Pedro Pacheco.

«Tanto García Llanos como Hernández destacaron en sus intervenciones el trabajo realizado por el autor y el valor de la publicación para la historia del periodismo en Canarias y en España»

Tanto García Llanos como Hernández destacaron en sus intervenciones el trabajo realizado por el autor y el valor de la publicación para la historia del periodismo en Canarias y en España. Además, resaltaron el importante papel que desempeñó en la sociedad tinerfeña el periódico La Tarde, fundado en Santa Cruz de Tenerife por Francisco Martínez Viera, Matías Real y Víctor Zurita.

El libro, editado por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, repasa la historia del Vespertino a través de su capital humano, gestión empresarial, línea editorial, producción… Incluye, asimismo, un estudio sobre la total desaparición de los periódicos de tarde en España.

José Luis Zurita, apuntó en su intervención que la gran paradoja de La Tarde (un periódico liberal cimentado sobre una opción republicana) fue que construyó su edificio informativo en tiempos opresivos, «obligando a que la pluma de Víctor Zurita y de tantos fuera afilada, certera y combativa, lo que originó que la autoridad pertinente reparase continuamente en el Vespertino, que se erigió en un refugio para la intelectualidad».