«Mi amiga Celia (médico de familia) dice que se está idealizando mucho al colectivo sanitario»
Antes de la declaración del estado de alarma en todo el país, estaba invitada a una fiesta de los años noventa del siglo XX. Ya tenía mi outfit preparado: un clásico peto. La mayoría de personas convocadas eran de esa clase de gente que lucha en primera línea contra la pandemia, que salen de sus casas para hacerle frente al coronavirus. Y las admiro. Ya lo tenía claro antes y, ahora, todavía más. No obstante, mi amiga Celia (médico de familia) dice que se está idealizando mucho al colectivo sanitario y que la realidad, aunque en la actualidad sea especialmente grave, siempre es dura. Puedo entender su posición. Está acostumbrada a lidiar con la enfermedad. Pero, en estos momentos, por razones obvias, su labor se visibiliza y cala más en la sociedad. Nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Somos así. Por eso, Celia, déjanos engrandecer a quienes, como tú, se desviven en hospitales, clínicas, centros de salud, residencias… Sí. ¡Heroínas y héroes! Pero no del universo Marvel, sino de mujeres y hombres normales que estos días, más que nunca, apenas duermen, lloran (también ríen) y consuelan al que está entre la vida y la muerte. Normal, entonces, que, frágiles, nos apoyemos en ustedes. Y lo agradecemos en silencio y con un efusivo aplauso, todos los días, a las 19.00 horas.
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