En el Cielo del Monkey Beach Club, en Playa de las Américas, disfrutamos de una de las cenas más sugerentes que se pueden servir en Tenerife. Se trata de una experiencia oriental bajo el esmero del sushiman Zhang Zhongmin-John, en la Casa desde hace doce años. Su pasión y talento forjado en Shanghái continúa sorprendiendo.

La oferta gastronómica, que sirve un ejemplar equipo de sala comandado por Gabriel Rodríguez, es de altura. Empezamos con dos cócteles (mojito y mezcal) que se sorben con el juego de unas vainas de soja (edamame). No se ven estrellas, pero la Luna creciente ilumina a continuación un magnífico plato de ostras francesas y caviar siberiano, único en Europa, que nace en la localidad turolense de Sarrión. Estos manjares de sabor en calma y siguientes se maridan con champán Moët & Chandon. El DJ, mientras, inspira con acordes de mil y una noches.

Dados de lomo de atún rojo y yema de huevo con veinte gramos de caviar prolongan la velada junto a unos sabrosísimos tacos de langostino en tempura con mayonesa kimchi. Luego asoman el nigiri de salmón y los usuzukuris: pez mantequilla con perlas de trufa, AOVE y salsa de soja, y una interpretación del pan tumaca: ventresca de atún rojo con tomate, jengibre y mucho crunch. Pero el rock & roll del uramaki rompe la cintura: no hay nada como el clásico de salmón, aguacate, queso crema, salsa teriyaki y peta-zetas para que el sabor explote. La fiesta del uramaki prosigue con carpacho de solomillo, foie caramelizado, salsa teriyaki y cebollino, y un rollo veraniego con fideos de arroz.

Miramos de nuevo a la Luna entre mochis de té verde, chocolate, mango, frambuesa y cheesecake. ¡Viva! Y su cóctel: amaretto y fruta de la pasión.

Otro día (viernes y sábados) bajaremos a la Fiesta Jaleo: ritmos latinos y urbanos encima del mar.