La depresión es una enfermedad psiquiátrica que afecta en nuestro país a más de dos millones y medio de personas. Cada día es más frecuente en nuestra sociedad y entorno, y su aumento va en paralelo al progreso. Afecta más a mujeres que a hombres, en una relación de cinco a tres. Situaciones como la pobreza y el desempleo, o el consumo de sustancias, como el alcohol, son factores que facilitan su aparición.

Debemos tener en cuenta que los periodos de tristeza y melancolía son inherentes a la vida y que reaccionar de forma depresiva ante acontecimientos tristes o traumáticos es algo humano. Es decir, se pueden tener problemas y síntomas depresivos y no padecer un cuadro de depresión mayor.

Se diferencian dos grandes grupos: la depresión endógena o reactiva, que tiene su origen y causa en acontecimientos vitales que generan tristeza y melancolía, y la depresión endógena o mayor, que tiene un origen biológico y componente genético hereditario.

Si bien este trastorno puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente en edades más avanzadas de la vida.

Algunos síntomas son: perdida del tono afectivo, incapacidad para sentir placer, sentimientos de culpa o baja autoestima.