Fotografía / SuAr

Carmen Rubio (Santa Cruz de Tenerife, 1973) es catedrática de Toxicología de la Universidad de La Laguna. Doctora en Farmacia y licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, la docencia, la investigación, la gestión, el liderazgo, la mentorización y la transferencia de conocimiento han marcado su trayectoria profesional. Presidenta de la Hispanic Organization of Toxicologist e integrante del Comité Científico de Seguridad Alimentaria de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (2017-2021) es una autoridad en el cuidado y la salud de las personas.

Madre de Lucía (20) y de Pablo (16), también tiene tiempo para sacar lo mejor de sí y contribuir al avance social: es vicepresidenta de la Asociación sin ánimo de lucro Universidad sin Fronteras, dedicada a proyectos de cooperación al desarrollo de perfil educativo. Además, durante catorce años (2004-2018) fue vocal de investigación y docencia de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife. También fue secretaria de la Junta Directiva del Real Casino de Tenerife (2018-2021).

¿El ser humano del tercer milenio está sobremedicado? «Más que sobremedicado está polimedicado. Optamos por automedicamos en exceso. Al pensar en sobremedicación suponemos el uso de dosis superiores a las pautadas (sobredosificación) para el abordaje de una patología y no creo que este sea el caso. Las sociedades desarrolladas están polimedicadas, lo cual entraña ciertos riesgos que precisan de seguimiento, sensibilización y educación. La coexistencia de patologías múltiples en una misma persona conlleva la necesidad de uso de diversos medicamentos de forma simultánea (polimedicación). Es lógico pensar que la extensión de nuestra esperanza de vida y la innovación terapéutica favorecen este creciente consumo de medicamentos. Vivimos más y, lógicamente, queremos hacerlo con calidad y salud y, sin duda, los medicamentos nos ayudan a ello pues previenen y resuelven enfermedades. Es un privilegio tener la capacidad de acceder a todos, o a casi todos, los fármacos que necesitamos, pero no debemos automedicarnos sin el asesoramiento y la supervisión/seguimiento de profesionales de la salud».

¿Los analgésicos son el producto estrella? «Los analgésicos constituyen uno de los grupos de fármacos que más se solicitan, prescriben y dispensan. El dolor es una de las patologías con mayor prevalencia a nivel global y las personas demandan analgésicos para vivir sin dolor. Desde mi punto de vista hacen bien. La industria farmacéutica innova constantemente para sintetizar nuevas moléculas y nuevas formulaciones más efectivas y seguras, es decir, con menos efectos secundarios y riesgos, en especial, la tolerancia y dependencia que algunos analgésicos generan».

La industria farmacéutica, sin duda, es necesaria, pero ante la sobremedicación y la polimedicación estará contenta… Más negocio… «La industria farmacéutica es imprescindible. ¿Qué hubiéramos hecho ante la COVID-19 sin la industria farmacéutica y la investigación? Como es lógico, todo sector industrial debe ser rentable y la industria farmacéutica es muy rentable pues la demanda y consumo de sus productos crece exponencialmente a nivel mundial. Sin embargo, no me consta que este crecimiento vaya aparejado a la sobremedicación, sino al mayor acceso de la población a una asistencia sanitaria que previene, diagnostica y trata más enfermedades en los cinco continentes. También hay que reconocer que, además de ser una industria que apuesta por la innovación e invierte muchos recursos en ello, genera mucho empleo de calidad. Según la patronal FarmaIndustria, la industria farmacéutica invierte hasta doce años y 2500 millones de euros en desarrollar un nuevo fármaco».

Y trata muy bien al colectivo médico, que es quien receta medicamentos… «Soy farmacéutica y me dedico a la investigación y docencia, por lo que desconozco y, no me interesan, las relaciones industria farmacéutica-profesión médica. Sí me consta que la industria favorece y promueve, más que otras instituciones, la formación continuada de las profesiones sanitarias. Esta formación impacta posteriormente en la asistencia sanitaria que se presta a quienes consumen medicamentos».

Continuamos con la industria. ¿Es verdad que se inventan enfermedades y sus medicamentos? «No creo que se inventen enfermedades ni sus terapias. Sin embargo, sí me sorprende el creciente grado de autodiagnóstico entre la población. Por ejemplo, con frecuencia escucho decir “soy intolerante al gluten o a la lactosa” sin haberse sometido a las pruebas diagnósticas necesarias. ¡Qué disparate! Asimismo, nos invaden y acosan anuncios, especialmente por las redes, de productos milagro para combatir síntomas y enfermedades. Obviamente, estos anuncios y canales de distribución de dudosa credibilidad buscan atraer a pacientes con inseguridad, poco responsables con su salud y escasa formación».

¿Cree que la pandemia de la COVID-19 se originó en un laboratorio tras escaparse de las manos el coronavirus SARS-CoV-2? «En absoluto. No lo creo. La evidencia científica ha demostrado que es una zoonosis y, aunque hemos aprendido mucho con esta pandemia, imagino que no será la última nueva zoonosis a la que nos tengamos que enfrentar».

¿Zoonosis? «Sí. Una enfermedad infecciosa que pasa de un animal al ser humano».

¿Vacunas sí, siempre? «Sí, siempre. Sin duda alguna. Los beneficios son mayores que los riesgos. Sin embargo, como evaluadora de riesgos creo firmemente en que los riesgos potenciales deben de ser investigados por la industria, evaluados y conocidos y aceptados por el sector sanitario y pacientes».

¿Qué medicamentos sobran? «Ninguno. Es bueno que nuestro arsenal terapéutico sea amplio. Cuantos más medicamentos, más opciones. No todas las personas somos iguales ni respondemos por igual a todos los fármacos. Más bien, hoy en día faltan medicamentos. Son muy habituales los problemas de suministro, es decir, situaciones en la que las unidades disponibles de un medicamento en el canal farmacéutico son inferiores a las necesidades de consumo nacional. Esta falta de stock o desabastecimiento de ciertas moléculas es debida a que, bien la producción mundial es escasa para la demanda global, o bien a que la producción es destinada a otras regiones o países, y España no es capaz de captarla».

¿No le enfada y apena que en la farmacia prime, en algunas ocasiones, la avidez de ganancia al bienestar de la persona? «Son muy pocas cosas las que me enfadan en estos momentos. Elijo comportarme serenamente. No me consta esa conducta de las farmacias. Más bien, al revés. Estoy convencida de que la profesión farmacéutica recomienda productos que responden a los problemas de salud de quienes acuden a la farmacia. No puedo pensar que mis colegas no cumplen con nuestro código ético, un código con el que nos comprometemos al colegiarnos».

¿Hay medicamentos necesarios que no cubra la Seguridad Social? «¡Qué pregunta tan pertinente! Efectivamente, existen algunos principios activos y algunas formas farmacéuticas no financiadas por el Sistema Nacional de Salud. Esta no financiación se justifica alegando que existe alternativa financiada, pero lo cierto es que no siempre se ofrece esa alternativa y se sugiere comprar la especialidad farmacéutica no financiada. Seguro que esta no financiación le ahorra dinero al Estado, pero estoy convencida de que supone un coste en salud. No olvidemos que existen pacientes vulnerables con escasos recursos que precisan, por ejemplo, complementos vitamínicos, antigripales, analgésicos y antiinflamatorios tópicos, antitusígenos, antisépticos bucales o, incluso, productos sanitarios, entre otros, que en su mayoría no están financiados y, por tanto, o no toman o toman en menor cantidad infra dosificándose y no obteniendo los resultados terapéuticos esperados, alargando su problema de salud y generando, como consecuencia, un mayor gasto sanitario a largo plazo».

¿Aconseja la toma de suplementos vitamínicos, incluso, llevando una vida saludable? «Es la dieta equilibrada y variada la que asegura una ingesta suficiente de estas vitaminas y minerales. Solo cuando hay deficiencia en la ingesta de estos nutrientes esenciales se deben consumir complementos vitamínico-minerales. En mi caso, al consumir poca fruta y no seguir las recomendaciones dietéticas en lo que respecta a este grupo de alimentos, opto por tomar a diario un complemento nutricional que compense este bajo consumo diario de fruta».

¿Los efectos negativos que pueden tener las pastillas para dormir compensan el beneficio de un buen descanso? «Las pastillas para dormir las denominamos hipnótico-sedantes y su beneficio está científicamente probado, siempre y cuando se usen en tratamientos cortos y se aborden, al mismo tiempo, las causas físicas o psíquicas que generan ese trastorno del sueño. Nuestro grupo de investigación, bajo la coordinación del profesor Arturo Hardisson, lleva años estudiando la dependencia a las benzodiazepinas, los hipnótico-sedantes más prescritos y dispensados. Hemos concluido que la cronicidad del uso de estas moléculas entraña riesgos y, por ello, hay que potenciar la deprescripción desde la atención primaria».

¿Qué confianza la genera la homeopatía? «A nivel personal y familiar no uso homeopatía pues tengo total confianza en los medicamentos convencionales».

De un tiempo a esta parte se habla mucho de salud mental. ¿Nos hemos vuelto más frágiles antes los problemas del día a día? «La salud mental es uno de los retos olvidados por nuestra sociedad desarrollada. Ojalá nuestra clase dirigente actúe ante esta necesidad social y sanitaria. Más que frágil diría que la población es menos tolerante a las dificultades. Además, el consumo de drogas ha impactado en la prevalencia de las enfermedades mentales. Una de mis conferencias estrella la denomino La estupidez del consumo de sustancias neurotóxicas ilegales pues, si la juventud que curiosea con las sustancias psicoactivas de abuso fuera sensible y percibiera los riesgos que se derivan de su consumo, estoy segura de que se plantearía rechazarlas y dejar de poner a prueba su sistema nervioso central. También la salud mental ha visto aumentada su incidencia por nuevas adicciones comportamentales, y estas adicciones sí suponen un reto nuevo derivado de la revolución tecnológica».

¿Qué retos tiene por delante la farmacología? «Los retos son múltiples porque aún tenemos enfermedades de gran prevalencia sin tratamiento y otras de escasa prevalencia, como las enfermedades raras, también sin tratamiento. Sin embargo, la farmacoterapia personalizada y el estudio del impacto de la dimensión de género son retos en los que estamos avanzando vertiginosamente gracias al acompañamiento de modelos de Inteligencia Artificial».

Llevar hábitos de vida saludables disminuye el consumo de medicamentos. ¿Es su caso? ¿Qué hace para mantenerse en forma? «Los hábitos de vida condicionan el estado de salud, sin ninguna duda, pero los buenos hábitos no pueden ser puntuales sino constantes y mantenidos en el tiempo. En mi caso, tengo la suerte de que mi madre y mi padre me enseñaron, además de valores, a ser responsable, metódica, cumplidora y ordenada. No fumo, sigo una dieta mediterránea rica en verduras, legumbres y lácteos, y tengo una vida muy activa. Madrugo, camino mucho, escucho TED Talks, pódcast y música pop, cuento con una excelente entrenadora personal con la que entreno dos horas por semana, practico yoga y, además, disfruto de una intensa vida social que, según un estudio Harvard, es el mejor factor antienvejecimiento».

El año pasado obtuvo la cátedra de Toxicología en la Universidad de La Laguna. ¿Qué metas académicas le quedan por delante? «La carrera académica no está exenta de nuevas metas y, aunque convertirme en catedrática de Universidad a los 49 años fue todo un logro personal y de mi equipo, ahora estoy comprometida con la mentorización de estudiantes, la transferencia a la práctica asistencial de nuestros resultados de investigación, la divulgación científica y el liderazgo de varias organizaciones, una profesional dedicada a la Toxicología y otra social centrada en la cooperación al desarrollo».

¿Y en lo personal qué le motiva? «Pregunta compleja. Soy intelectualmente muy curiosa, y estudiar y viajar me han motivado durante muchos años, pero en este momento de mi vida estoy muy motivada por mi vida interior. Nuestra existencia no es lineal y por ello me motiva ser mi mejor versión en cada momento ya que solo así podré contribuir a que la vida de quienes quiero sea algo más satisfactoria. Procuro rodearme de personas que hagan aflorar lo mejor de mí».

¿Qué pastilla no falta en su bolso? «A diario, ninguna, pero cuando viajo me acompaña un antimigrañoso».

¿En qué estado de ánimo suele estar? «Constructiva».

¿Existe la vida después de la muerte? «No lo sé. Mis padres creían en la vida eterna».

¿Algún capricho confesable? «Ir a la peluquería semanalmente».

¿Cómo se siente sin maquillaje? «Estoy cómoda con mi aspecto, así que con la cara lavada me siento bien. Estoy en un buen momento de mi vida».

¿Lo peor de ser usted? «Las responsabilidades que me acompañan y el ritmo de trabajo/actividad».

¿Su look ideal? «Monocromo o bien blanco y negro. Sencillo, elegante y con pocos accesorios y estampados. Menos es más».

¿Tiene alguna fórmula magistral para ser feliz? «Tener buena actitud».

¿Su perfume preferido? «Ninguno en concreto».

¿Un viaje pendiente? «Son muchos, pero destacaría El Hierro e Islandia».

¿Biquini o bañador? «Depende del momento y el entorno, pero ochenta por ciento de las veces biquini».

¿Qué valora más en un hombre? «Te vas a reír. Seguramente pensarías que te iba a responder su inteligencia o sentido del humor. Sin embargo, ahora lo que más valoro es la salud mental, la estabilidad emocional y el saber estar».

¿Cómo se relaja? «Escucho música pop a todo volumen».

¿El amor de su vida? «No hay uno sino varios. Espero descubrir algún otro».

¿Alguna manía? «La simetría, comer en una mesa ordenada, clasificar la ropa por colores y marcas, ser puntual…».

¿Qué suele enfadarle? «Cada vez menos situaciones o comportamientos, pero me sacan de mis casillas la mala educación, la prepotencia, la falta de transparencia, los cambios de planes y los retrasos, entre otros».

¿Su libro favorito? «Posiblemente, Cien años de soledad de Gabriel García Marques, pero también Rebelión en la granja de George Orwell».

¿Es fan del bótox? «Como toxicóloga que explica la toxina botulínica a sus estudiantes defiendo su uso responsable tanto terapéutico como cosmético. He usado bótox, pero no soy fan. Esto supondría ser adicta o dependiente, y estoy en contra de todo hábito que conlleve exceso y abuso. Trato de ser moderada en casi todos los aspectos de mi existencia».

¿Con qué personaje de actualidad le gustaría almorzar? «Prefiero siempre cena a almuerzo. Me hubiese gustado compartir mesa con alguien tan carismático y polémico como Winston Churchill».

¿Fresas, champán y…? «Da lo mismo el menú. Lo importante siempre es la compañía. Prefiero vino a champán».