Los cincuenta son un momento importante para la mujer. A nivel emocional puede sentirse madura, segura y estable, pero para su piel es un momento de cambios en el que el descenso progresivo de estrógenos deja huellas indiscutibles. Los efectos que vamos a ir viendo son: adelgazamiento de la piel con aparición de arrugas, empeoramiento de las manchas, sobre todo en aquellas mujeres que han estado años expuestas al sol, tendencia a la deshidratación, aparición de rojeces por capilares que se dilatan en la superficie de la piel y una importante pérdida de luminosidad debido a que las células envejecidas y muertas se acumulan en la superficie y no se recambian con el mismo ritmo que en décadas anteriores.

Los estrógenos son los responsables de muchas de estas señales. Son los encargados de la formación de nuevo colágeno, y cuando los perdemos cerca de la menopausia, dejamos de formarlo. Entonces, la piel se vuelve mucho más fina. Es como si la piel pasase de una textura de goma eva a otra fina, como de un cleenex. Por eso, si las arrugas solo aparecían antes al gesticular, ahora ya se aprecian y quedan marcadas incluso en reposo. Rompen la piel y dejan huella.

Conociendo cuales son los puntos débiles que nos acechan podemos programar tanto la prevención como el tratamiento estético que necesitamos. Te recomiendo:

  • Cosmética específica e individual. Mejor si es médica. Permite trabajar con principios activos más potentes y terapéuticos.
  • Peelings.
  • IPL y láser.
  • Correcta alimentación y estilo de vida.