¿Quién no ha oído alguna vez que para la digestión de una comida copiosa lo mejor es un licor de hierbas? ¿Un chupito? ¿Una copa? ¿Qué pasa con esa caña de cerveza que nos equilibra el pH y nos mejora la resaca del día después? Pues lo sentimos, el alcohol no es buen digestivo, antes bien, es irritante para la mucosa gástrica, además de tener efectos perjudiciales para otros órganos y sistemas, como el hígado o aparato cardiovascular. Además, contiene azúcares, altas calorías y cero nutrientes. Frente a este panorama, podemos asegurar que el único consumo seguro de alcohol es ninguno.
Por otro lado, el mito de consumir cerveza para la resaca, es eso, solo un mito. Dicen que la resaca se parece a los primeros signos del síndrome de abstinencia (que no tiene nada que ver) y que beber nos hace menos conscientes de los síntomas, pero la realidad es que no resuelve ninguno de sus problemas fisiológicos. Lo único que hacemos añadiendo cerveza a la resaca, es prolongarla, empeorarla, retrasarla o provocar una nueva.
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