En Ravelo, en El Sauzal, El Café de Manuela se ha convertido, de la noche a la mañana, en un local de moda. Edgar Castillo está al frente de esta empresa familiar que, al principio, atendía la demanda de servicio de bar de los trabajadores de la zona. Tras el confinamiento se reinventó en un espacio que ofrece una cuidada oferta gastronómica, copas y coctelería de autor en una animada terraza con vistas al Teide. Los mojitos y piñas coladas causan furor.
Las hamburguesas, bocadillos gourmet y los brunch diseñados con la colaboración de Ana Sicilia (pedagoga de danza contemporánea, instructora de yoga, coach en Mindfulness y psicoterapeuta biogestalt), del espacio Anâmaya, son muy celebrados, en especial los domingos, el día estrella. También oferta una carta de comida tradicional modernizada, en donde el producto local se mima con esmero.
Colaboran con artistas canarios que en estos tiempos se encuentran sumergidos en un grave problema debido a la cancelación de sus conciertos. Por eso, apuestan por su presencia manteniendo siempre las medidas de seguridad y sanitarias necesarias para proteger al equipo de trabajo y a la clientela. Se trata de dinamizar la terraza para generar el mejor ambiente posible. Y lo consiguen. Los tardeos de Manuela tienen mucho éxito.
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