Idea creativa / Daniel Pagés – Fotografía / Alfonso Bravo – Peluquería y maquillaje / Juan Castañeda – Modelo / Andrea Barreto
El concepto de patrimonio cultural inmaterial surgió en 1990 y aparece reflejado en la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, aprobada en París en octubre del 2003. Hace referencia a los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas (junto a los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes) expresado por un grupo y en ocasiones por individuos, que los reconocen como parte integrante de su patrimonio cultural y que, trasmitidos de generación en generación, les infunden un sentimiento de identidad y continuidad.
En este sentido, la indumentaria tradicional cumple con los requisitos necesarios para ser considerada patrimonio cultural inmaterial, ya que es reflejo de la creatividad del ser humano que se trasmite y evoluciona de generación en generación.
En ella se depositan infinidad de conocimientos técnicos vinculados a diversas artesanías y, evidentemente, proporcionan el sentimiento identitario de pertenencia a una comunidad.
En Canarias, y en contraposición con el patrimonio cultural material, edificatorio y arqueológico, el gusto por el uso de la indumentaria tradicional en las manifestaciones populares, y su confección de manera artesanal, es uno de los hechos que más caracterizan al Archipiélago llegando a convertirse en un icono que identifica.
Efraín Medina, consejero de Empleo, Educación y Juventud del Cabildo de Tenerife, apunta que «preservar la pureza de las tradiciones ha sido siempre motivo de orgullo para la gente de las Islas y una constante en las múltiples manifestaciones populares que se suceden a lo largo de toda la geografía insular».
Añade que, en la actualidad, en un mundo tan globalizado, «solamente las señas de identidad nos distinguen como pueblo». Por eso, subraya, «debemos sentir orgullo». El consejero habla claro: «Vemos como las manifestaciones populares, seguramente porque no han sabido explicarse y divulgarse, se están tratando con mucha ligereza. En muchos casos se convierten en macrofiestas o botellones perdiendo el sentido original».
Respecto a la indumentaria, la falta de relevo generacional en el aprendizaje de las técnicas artesanales (tejeduría, sombrerería, tintorería, zapatería…) y la desaparición de las personas que estuvieron en contacto directo con el vestir de aquella época, constituyen una amenaza para la pervivencia de una cultura inmaterial cuya riqueza se ha transmitido de forma natural.
Consejo Sectorial
El Cabildo Insular de Tenerife aprobó el 30 de septiembre de 2016 la creación del Consejo Sectorial de la Indumentaria Tradicional de Tenerife, órgano asesor de carácter técnico creado para informar, proponer, recomendar y asesorar en la elaboración, seguimiento y evaluación de las políticas insulares en materia de fomento, protección y difusión de la vestimenta tradicional de Tenerife, tanto en su elaboración, seguimiento, como en la evaluación de los resultados.
Al respecto, Dulce Rodríguez, integrante del Consejo Sectorial y colaboradora del Museo de Historia y Antropología de Tenerife en materia de textiles e indumentarias, dice que «la vestimenta y la moda son una forma de comunicación propia de los seres humanos, a través de la cual se transmiten gustos y estilos de vida y que, además, proporciona un sentido de pertenencia a un grupo».
Para la especialista, «la vestimenta tradicional es parte de nuestra cultura y, en este sentido, Tenerife cuenta con un riquísimo patrimonio de indumentaria. Su extensa variedad era desconocida hasta hace pocos años y se vincula a los diferentes periodos históricos, a la condición social y económica, y a la situación geográfica donde se vivía».
«Tenerife cuenta con un riquísimo patrimonio de indumentaria. Su extensa variedad era desconocida hasta hace pocos años»
Dulce Rodríguez subraya, finalmente, que la moda es el reflejo social de cada época, una marca del tiempo, del momento histórico y el lugar en el que se vive, influyendo el uso de materiales y textiles, y las modas populares históricas. «La vestimenta tradicional no es más que la moda de una comunidad en un momento determinado de la historia», sostiene.
Con estas premisas, el Cabildo ha impulsado una campaña educativa de divulgación (¡Nuestra identidad está de moda!) con la idea de compatibilizar el mantenimiento de la identidad y la defensa de la indumentaria tradicional con las nuevas tendencias en la moda canaria, «sin confundirlas ni mezclarlas, pero siendo conscientes de que las dos forman parte de una misma evolución», afirma Efraín Medina.
Campesina de Tenerife, primeras décadas del siglo XX
Texto / Dulce Rodríguez, integrante del Consejo Sectorial de la Indumentaria Tradicional de Tenerife y colaboradora del Museo de Historia y Antropología de Tenerife en materia de textiles e indumentarias
Las formas de vestir dieciochescas en Tenerife permanecieron activas hasta la primera mitad del siglo XIX. A partir de esa fecha se empezaron a apreciar cambios tímidos en los primeros momentos y muy notorios en las últimas décadas del Siglo. Este segundo periodo acogió modificaciones muy notorias, apreciadas con la llegada de la fotografía.
En la última fase las nuevas formas de vestir se consolidaron, siendo muy escasas las prendas antiguas que hoy se mantienen vigentes. Los cambios reseñados se produjeron poco a poco, con lo que durante un espacio de tiempo coexistieron prendas de las dos épocas.
Estos trajes de campesinas son llamados de Transición porque se usaron en el cambio de siglo. A mediados de la década de los años treinta del siglo XX e incluso antes, se empezaron a bordar los justillos con motivos figurativos, generalmente vegetales, y se empezaron a usar camisas con labores artesanas, como calados o encajes.
Luego, cuando la moda europea se implantó en la totalidad de Canarias, surgieron los llamados trajes típicos como respuesta a una serie de necesidades coyunturales. En Tenerife se llaman trajes de mago y maga.
De la misma manera que otras manifestaciones culturales como la lengua o la música, la indumentaria desempeña igual papel en el terreno de la etnografía. Además, son muchos los oficios populares y artesanales que intervienen en un traje tradicional: sombrerería, zapatería, costura, bordados, calados, joyería, telares…
Sombrero. Empleita de hija de palmera canaria adornado con cinta de terciopelo planchado. Aunque parezca más una moda es totalmente utilitario. Sobre él cargaban para vender y gangochar de un pueblo a otro de Tenerife. A su vez, servía para protegerse del Sol. El diámetro de este sombrero de maga no cabía en la cabeza, de ahí su rareza y valor, pero mantenían el equilibro de tal forma que jamás se les caía.
Pañuelo de cabeza. Tela brocada.
Argollas o aretes de oro. La mayoría de las mujeres las usaban casi como única joya. Ha llegado también hasta nuestros días tanto en sus formas tradicionales más primigenias, como en nuevas creaciones inspiradas para la moda actual.
Camisa de lino. Calada en pechera y puños.
Justillo o corpiño de lana bordado. Hasta principios del siglo XX servía de sujetador, por eso lo de Justillo (de ajustar).
Remango. Cordón de lana atado a la cintura con unos pequeños pompones o borlas para remangar la falda y no estropearla.
Falda de lana. Tejida en el país.
Pololos, cucos, puchos o pantalones. Antecesores de las actuales bragas.
Además, también se observan medias de punto de lana, enagua de lino, refajo de franela roja y zapatos o botas de maga.
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