Es tan necesario saber que el lenguaje evoluciona, como que las personas necesitan el aire para respirar; como que una mariposa primero, antes que nada, es un gusano. Yo creía que el lenguaje era algo hermético, con unas normas fijas e inamovibles, pero me equivocaba. Humberto Hernández, catedrático de la Universidad de La Laguna y profesor en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, me hizo ver que la lengua es parte de nuestra alma. El lenguaje nos da la mano y es fruto y reflejo de la sociedad en que vivimos y no lo podemos cambiar a nuestras anchas porque cambia por sí mismo. Es una marea que fluye y se adapta a cada cultura, a cada criatura. Sin duda, es reflejo de nuestra propia evolución.

«Usamos el masculino genérico porque, durante siglos, hemos vivido en una sociedad patriarcal»

Todes ustedes se preguntarán por qué usamos el masculino genérico para referirnos a hombres y mujeres. Muy sencillo: hemos vivido siglos en una sociedad patriarcal. Y ahora que este pensamiento, por motivos obvios, se está desmoronando, ¿qué pasa, ahora, con el género? ¿Los cambios lingüísticos son síntomas de la degeneración de la lengua? No parece. ¡Alégrate de que exista el todes! Eso significa que nuestra sociedad está cambiando. Se está adaptando a las nuevas necesidades y al igual que no hay una lengua mejor que otra, no hay un sexo o una identidad más correcta que otra. Imagínate que siguiéramos hablando en castellano antiguo. ¡Qué carcunda!

Renovarse o morir. ¡Yo me renuevo! Abro mi mente y vuelo. Soy más versátil en el mundo de la comunicación, pues, al fin y al cabo, el lenguaje, el don de la palabra, es nuestro instrumento más preciado. ¡Feliz veinte veinte!


·Foto: Pascal Bernandon