Los poros son una estructura natural de la piel, por lo que no se pueden borrar y no existen productos milagro que los eliminen. Eso sí, contamos con diversas herramientas cosmético-terapéuticas para intentar hacerlos menos visibles y disminuir el daño que producen en la textura cutánea.
Los poros son orificios de salida de los folículos pilosebáceos y cuando se ven dilatados y muy visibles es porque existe un exceso en su función sebácea (formación de grasa). Para controlar este problema, el tratamiento debe estar enfocado a una limpieza profunda, controlar la función sebácea y mejorar la textura general de la piel estimulando su regeneración. Para ello, el tratamiento ideal consiste en:
- Correcta rutina de limpieza con un limpiador seborregulador, exfoliación y un tónico de control de grasa. Mis favoritos son los de la línea de cosmética médica de Zoskin.
- Uso de ingredientes seborreguladores o queratolíticos como zinc, ácido salicílico, ácido glicólico, retionoides…
- En algunos casos pueden ser útiles las tiras limpia poros (hay muchas en el mercado).
- Gluconato de Zinc vía oral.
- Isotretinoína oral a dosis muy bajas. Los conocidos Dercutane y Mayesta precisan un estricto seguimiento médico.
- Tratamientos periódicos de cabina, como el Hidralift.
- Peelings y láser fraccionados.
Un correcto procedimiento combinado no solo cerrará los poros sino que proporcionará un estado de salud envidiable a la piel.
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