“La Cultura no es un lujo”, comentó la ministra alemana Monika Grütters antes de dotar de liquidez ilimitada a un sector declarado por ella misma «bien de primera necesidad». Diferente y menos afortunada fue la intervención de Rodríguez Uribes, que la semana pasada, en su primera comparecencia ante la prensa, descartó en España la creación de fondos y la toma de medidas en favor de la Cultura, afirmando que “… el apoyo transversal e inclusivo es lo más razonable”. Dichas declaraciones incendiaban de inmediato las redes sociales y provocaban el surgimiento del conocido como #apagóncultural, que tuvo lugar los pasados días 10 y 11 de abril, con mayor o menor seguimiento.
En estos días en los que todo el mundo parece tener la respuesta a cualquier pregunta, qué hacer con la industria de la Cultura no es tarea fácil. Pero resulta curioso que la otra mitad de ese mismo ministerio, Deportes, sí reciba un plan de ayudas de 50 millones de euros para las federaciones.
El sálvese quien pueda que provoca este tipo de crisis saca el peor de los egoísmos: aquel que posiciona a unos por encima de otros. Pero el peligro aumenta cuando además se mezclan los debates. Las acciones sanitarias y la adquisición de material deben ser líneas prioritarias y unánimes. Pero cuando se trate de economía y recuperación de empleo, lo injusto será separar sectores. Porque cuando pase todo esto, no habrá sector que no sea vulnerable. Y habrá voces que juzguen que los autónomos y las empresas culturales no serán la prioridad. Como si, al margen de su contribución social, las familias que dependen de esos sueldos fueran menos importantes que cualquier otra. Ese será el error. Un error que este país no se puede permitir.
Lo justo es acabar este artículo mencionando la pronta reacción del ministro, que esta semana se ha reunido con la cartera de Hacienda para estudiar medidas de estímulo. Pero resulta triste que, para dar este paso tan básico, haya tenido que recibir primero un tirón de orejas por parte del gremio cuyo principal defensor dentro del Gobierno debería ser él.
Tiene toda la razón, aunque al principio no lo entendí así. Cuando pensamos en la “cultura” se nos viene la imagen de artistas reconocidos y con grandes posibilidades económicas y nos olvidamos de la inmensa mayoría que suponen los demás. Es difícil que la mayoría de la sociedad nos demos cuenta de ello si, una y otra vez, no se explica de la forma que usted lo has hecho. Creo que es muy importante que se le ponga rostro a cada uno de los sectores que forman parte de la industria y nos demos cuenta de su realidad.