El escritor y profesor de la Universidad de La Laguna Ernesto Rodríguez Abab nos regala un nuevo libro. Se trata de Garajado, el cual, dice, lleva escribiendo toda su vida. Viaja a sus recuerdos, a su infancia, al pasado de personas de Los Silos que le contaron historias, muchas cosas de la Guerra Civil española y de la posguerra, de perdedores y de ganadores, de odios, de pérdidas de libertades, de rencores escondidos… Cuenta la historia de un hombre que no quiso ir a la guerra y que prefirió aislarse de la sociedad. Con esta obra, subraya, «intento reivindicar el derecho a las ideas, a pensar. Reivindico la tolerancia entre las personas».
Rodríguez Abad aborda en Garajado, que combina ficción y mucha base de realidad, «el mundo oscuro que resultó de la Guerra Civil, el que trató de sobreponerse valorando al propio ser humano y clamando por el derecho a estar como cada uno quiera». No obstante, en vez de personas buenas y malas, prefiere hablar de maldad, «de esos momentos en donde la maldad se desata y deja que la rabia sea la que domine el Mundo», lo que sucedió, esgrime, en la Guerra Civil, pues «la rabia acabó con las ilusiones, con las ganas de vivir».
«España se convirtió en un país oscuro, en un país donde fue difícil que brillasen las ideas»
El escritor tinerfeño dice que había una España que estaba intentando culturizar al pueblo, llevarlo hacia un mundo de derechos y de libertades, y que, de pronto, se cortó con una contienda que rompió la convivencia y enfrentó a familias, a gente amiga. Después, subraya, «hubo una represión tremenda y España se convirtió en un país oscuro, en un país donde fue difícil que brillasen las ideas».
El profesor de La Laguna asegura que «la rabia mata la razón y que nunca ha sido buena compañera, ni buena amiga», premisas suficientes para afirmar que «en la Guerra Civil triunfó la sinrazón, el desatino frente al diálogo y la convivencia».
Ernesto Rodríguez Abad también es el director del Festival Internacional del Cuento de Los Silos, celebrado recientemente bajo el tema central de la risa, «una manera de rescatar la libertad, la luz y la alegría, y criticar, también, a la sociedad». Es el contrapeso al miedo y a la soledad tan presentes en Garajado.
Difícil imaginar a Rodríguez Abad sin su Festival, proyecto de vida gestado para desarrollar una serie de ideas y de proyectos artísticos, lucha personal para llevar la lectura, la literatura, el libro a todos los rincones. Por eso, sumergirse en las páginas de Garajado supone sumarse a los ideales del escritor, al tiempo que disfrutamos con la búsqueda de la felicidad, de la liberación, en un pequeño pueblo de Tenerife.
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