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Ana Miravalles, licenciada en Derecho y en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad San Pablo CEU de Madrid, máster en Asesoría Jurídica de Empresas por el Instituto de Empresa y certificada en Project Management Profesional, nació en Santa Cruz de Tenerife en 1987. Su trayectoria profesional es enormemente exitosa: desde gestionar una cartera de 2,3 millones de euros para Bain Capital (fondo de inversión americano líder en el Mundo), hasta llevar la dirección de operaciones de una cadena de restaurantes, gestionando la apertura de cuatro locales en menos de un año.

A través de una experiencia enriquecida por la visión que aportan distintos sectores y modelos de negocio, se ha especializado en identificar oportunidades de mercado, crear soluciones y liderar equipos para alcanzar los objetivos de las organizaciones.

Es una persona optimista y con capacidad resolutiva. Proactiva e inquieta, disfruta mucho con los retos. Ha residido en tres países: España, Estados Unidos y México, y se ha especializado en acelerar los procesos de las empresas y profesionales para quienes trabaja, bien sea para crear un proyecto desde cero, o para profesionales que quieren aumentar la facturación y consolidarse en el mercado.

Su experiencia le permite dotar de habilidades de negocio a las organizaciones con las que trabaja, para potenciar inversiones e ingresos. Implementando sistemas y protocolos, consigue crear negocios sólidos que tienen la capacidad de seguir creciendo de manera sostenida en el tiempo.

¿Por qué decidió dedicarse a la consultoría empresarial? «Siempre he sido una persona con mucha curiosidad e inquietudes. Con el tiempo me he dado cuenta de que la consultoría me permite abordar cualquier negocio de forma transversal y conocer cada área de las empresas con las que trabajo, es decir, me enriquece como profesional. Mediante una percepción global se puede abordar cualquier asunto de las organizaciones, pero para eso necesitas ver el todo. Los negocios en sus elementos fundamentales son similares entre ellos y, por tanto, plantean problemáticas comunes, por lo que la experiencia de un sector es aplicable al resto. Es más, suma. Te percatas de cuestiones que solo habiéndote dedicado a un sector concreto no verías».

¿Qué tiene usted de especial en su trabajo? «El sentido común. Ya sabe, el menos común de los sentidos. Ja, ja, ja…».

Me apunto al sentido común. ¿Por qué una empresa suele contratar sus servicios? «Por mi capacidad para encontrar soluciones y tangibilizar resultados. Algunas veces me han dicho que es también porque hablo con claridad, sin reticencias a la hora de decirle a una empresa cuando no está tomando el camino correcto. Para mí esto es un must de los negocios y es la forma de hacerlos crecer. Además, antes de decir sí a una propuesta me tomo tiempo para conocer las expectativas del otro lado y saber cuáles son las mías. Solo trabajo con empresas y profesionales con quienes puedo generar un impacto notable en sus inversiones, proyectos u organizaciones».

¿Qué lleva a una empresa a tener una situación de crisis? «La respuesta es clara: la falta de consistencia en la estrategia, lo que se traduce en no poner foco en las cuestiones realmente importantes. Me explico, las empresas están para ganar dinero, pero debe ser una consecuencia de hacer las cosas bien. Esto se consigue trabajando de forma estructurada. Los sistemas en los que pongo el foco son: finanzas, para asegurar liquidez, salud económica y crecimiento; adquisición de nueva clientela, para aumentar la facturación; contenido para atraer a clientela potencial; sistema de procesos y protocolos para liberar tiempo y poder delegar».

¿Qué aporta usted que no tenga la dirección? «Cuando los puestos de liderazgo están en un nivel de detalle exhaustivo suelen perder el foco, empiezan a retrasar la toma de decisiones y si no viven ya en crisis, esta se acaba precipitando».

Capital humano, tecnología, visión, innovación… ¿Con qué se queda? «En el tejido empresarial la misión, visión y valores actúan como pilares fundamentales que sustentan la identidad y la dirección de las empresas. Son, en realidad, el alma de su cultura organizacional y el motor que impulsa su progreso hacia el futuro. Booking: hacer del mundo un lugar más pequeño. Google: Organizar la información del Mundo y hacerla universalmente accesible y útil».

En esta época de Objetivos de Desarrollo Sostenibles, tolerancia, igualdad… parece que los valores humanos están más en crisis que nunca. ¿Incorpora cuestiones éticas a sus propuestas? «Soy una persona ética y eso siempre se refleja en el impacto que genero en las organizaciones».

¿Qué claves son prioritarias para liderar un equipo? «El capital humano es el motor de las empresas. Las personas necesitan sentirse seguras y dicha seguridad existe cuando hay una estructura coherente. La clave está en definir muy bien quién hace qué y dotar a esa persona, por grande o pequeña que sea su área de control, de responsabilidad y autoridad. Ambas cosas deben ir de la mano. Si no es así se produce un desequilibrio».

¿Valora más la actitud que la aptitud? «La actitud, sin lugar a dudas. Y cada vez más. He trabajado con personas con mucha experiencia que, al no tener la actitud adecuada, nunca obtienen resultados. No creo que sea una cuestión de edad, sino de personalidad. Eso sí, cuando se juntan ambas cosas el resultado en los equipos es extraordinario».

¿La conciliación familia trabajo continúa siendo una asignatura pendiente en el mundo empresarial? «Esa y tantas otras, pero estamos en el camino. De todas formas, estoy convencida de que no se puede depositar toda la responsabilidad en las empresas. Cada cual debe saber poner límites y hacerlos respetar».

¿Cree que todavía se limita el ascenso laboral a las mujeres? «Sin duda, pero no temo enfrentarme a ninguna realidad. Es parte de la vida».

Talento joven, altas tasas de desempleo juvenil… ¿Qué no se está haciendo bien? «En vez de repartir ayuda (en mi opinión de forma indiscriminada) se debería enseñar que las cosas requieren tiempo y dedicación. Sería interesante trasladar que el esfuerzo, el malestar y el fracaso forman parte de la vida. Son inevitables y hay que aprender a gestionarlos».

¿Qué es el éxito? «En este mundo en el que las personas nos hemos dado una serie de normas para regularnos, todo es una ficción. En consecuencia, el éxito es la zanahoria que perseguimos en el juego de la vida. El éxito, para mí, es ser coherente y honesta».

¿Qué es lo que más le apasiona de su trabajo? «Dos cosas: cada día es diferente, lo que supone un descubrimiento constante, y que aprendo constantemente del trabajo que realizan profesionales con responsabilidades directivas».

En general, ¿cómo definiría al empresariado canario? «Tiene mucho potencial, pero a veces veo que no es capaz de aprovecharlo por motivos culturales. Hay que entender que no se puede saber de todo y que, en ocasiones, está bien pedir ayuda externa.».

De un tiempo a esta parte la amenaza de una nueva gran crisis económica suele estar presente. ¿Le preocupa? «Sí. Hay personas que lo van a pasar mal».

¿En qué sector de las Islas invertiría? ¿Por qué? «Dependería de la estrategia y la visión. Estoy convencida de que debería potenciarse más el destino como un lugar para el emprendimiento digital. Tenemos la mejor fiscalidad de Europa y no lo estamos comunicando adecuadamente».

¿Qué necesita para ser feliz? «Deporte, familia y amistades (las que ya son como de la familia)».

EL CURIOSO IMPERTINENTE

¿A la competencia ni agua? «¡Al revés! Las buenas ideas hay que compartirlas porque es lo que hace crecer los mercados».

¿Qué consejo suele dar? «Si tienes miedo, hazlo con miedo. Si tienes vergüenza, hazlo con vergüenza. Hazlo, aunque no sea perfecto».

¿Su estado de ánimo actual? «Siempre me levanto de buen humor. Es mi estado natural».

¿Ha roto alguna vez una fotografía? «¡Muchas! No me gusta acumular y hay que mirar siempre hacia delante».

¿Se imagina sin teléfono móvil? «¡Claro! Hay días en que decido dejarlo en casa. Aun sin móvil, el mundo sigue girando».

En el amor nunca… «En el amor, como en la vida, nunca se debe dar nada por hecho. La pareja es llegar a acuerdos en los que haya equilibrio y eso implica currar por las dos partes».

¿Lo mejor de ser usted? «Siempre he llevado las riendas de mi vida. Las cosas que me ocurren son fruto de mis propias decisiones. Rara vez dejo que la vida me empuje a nada. Asumo la responsabilidad de mis éxitos y también de mis errores».

¿Qué no le podríamos pedir nunca? «Que deje de hacer bromas y de reírme».

¿Es supersticiosa? «Para nada».

¿Qué le hastía? «La queja constante. Me pueden las personas instauradas en la negatividad que, además, no hacen nada para ponerle solución a las cosas».

¿Su mayor habilidad? «Mi capacidad de abstraerme y ver las cosas desde fuera».

¿Lo más caro de su armario? «Me gustan mucho los relojes. Tengo algunos de gran valor».

¿Alguna locura confesable? «He saltado de aviones».

¿Defínase en tres palabras? «Dinámica, profesional y con buen humor».

¿Su momento más romántico? «Ya ni me acuerdo… Ja, ja, ja… Es un tema que he tenido bastante abandonado, pero volveré a ponerme en breve. Ja, ja, ja… También es importante».

¿A qué le tiene miedo? «A volverme una persona negativa y aburrida».

¿Lo más apasionante de su vida? «He vivido en tres países diferentes».

Nadie se imagina que a usted… «Me apasionan los deportes extremos».

¿De qué es más fácil convencerla? «De compartir un buen restaurante y vinito».

¿Qué regalos le fascinan? «¡Todos! Me encantan los regalos y me fascina cuando tienen una presentación impecable: un papel bonito, un lazo de seda… Algo sencillito. Ja, ja, ja…».