Fotografía / SuAr
Aunque la trayectoria profesional de José Víctor Afonso (Tacoronte, 1948) está vinculada a la arquitectura (ejerció como colegiado libre independiente y también en sociedad, fue funcionario contratado del Ministerio de Trabajo y del Departamento de Visados del Colegio de Arquitectos e integrante del Consejo de Administración de la Mutualidad hna), la música forma parte esencial en su vida. Y la familia, el Carnaval y tantas cosas encantadoras.
¿Qué le aporta la música? «La música para mí siempre ha sido una pasión. Empezó desde pequeño con mi padre, José, tocando la bandurria, y mi madre, Carmen, al piano. Con Los Sombras, en los años sesenta del siglo pasado, fuimos unos lanzados. Le cogimos gusto al rock y nos asomamos a la vida pública. Esa etapa finalizó cuando me fui a la Península a estudiar Arquitectura. Entonces entré en la tuna y viajé por Europa durante los veranos. Aquellos maravillosos años…».
Toda una vida con el timple, el bajo y la guitarra a cuestas, y ahora aprende trompeta en la Escuela Municipal de Música de Santa Cruz de Tenerife. ¿Las cuerdas se habrán puesto celosas con el instrumento de viento? «Para nada. Se entienden divinamente y lo celebro. Ja, ja, ja…».
Grata jubilación, ¿no? «La jubilación me llegó viendo que me quedaban muchas cosas que hacer y el tiempo no me daba. Ahora me pasa lo mismo…».
«Contra el edadismo y otras actitudes excluyentes está la racionalidad, que es lo que hay que aplicar en el bosque enrevesado de la actualidad»
El término edadismo, como sabe, sufrir discriminación por razón edad, está de actualidad. ¿Cómo reacciona ante exclusiones de este tipo? «Contra el edadismo y otrasactitudes excluyentes está la racionalidad, que es lo que hay que aplicar en el bosque enrevesado de la actualidad».
¿Cómo lleva sus 77 años? «Los siento razonablemente bien. Desde este séptimo piso de la vida todavía alcanzo a ver bastante bien el panorama».
¿Qué le queda por aportar a la sociedad?«Aunque no sean deudas económicas uno tiene hipotecado su bienestar con la familia, amistades, con su tierra… Hay que cumplir con las amortizaciones de agradecimiento debidas».
En los Carnavales de 2026 la agrupación musical Los Yuppies, que usted fundó, cumplirá cuarenta años. Serán, sin duda, unas fiestas especiales… «Pues sí, esa otra familia musical se nos ha hecho amplia y mayor. Aunque dijimos adiós hace dos años, resultó ser un hasta luego. No nos retiramos entonces ni de momento pensamos hacerlo».

«El aprecio popular a mi hermana se posicionó en lo más alto el día del sepelio. Una muy amplia representación de las comparsas chicharreras le dedicó una última batucada. Todavía me emociono…»
Su hermana, Geni, falleció hace dos años. Coreógrafa, comparsera y responsable de galas de elección de la reina y concursos en las carnestolendas de la Capital tinerfeña, Las Palmas de Gran Canaria y San Sebastián de La Gomera, entre otros espectáculos, todavía está en el recuerdo. Para no olvidar su memoria, Pepe Benavente, Maribel Oñate y usted han impulsado una iniciativa para darle el nombre a una plaza en el lateral del Cabildo. ¿Cómo marchan las gestiones? «Efectivamente, Pepe, el gran Pepe Benavente, Maribel Oñate y otras compañeras suyas, así como el Ballet Geni Afonso, que son una veintena de maravillosas personas y comparseras reintegradas al Carnaval, iniciaron esta solicitud al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife acompañadas por una gran cantidad de personas, con el entusiasmo de conseguir una placita con el nombre de Geni Afonso,justo premio y reconocimiento a su apreciada labor y entrega. Pero no solo es la gente del Carnaval quien está detrás del reconocimiento. Sus compañeras del colegio La Pureza y quienes conocieron su forma de ser y su labor profesional también respaldan la iniciativa. Ahora está en manos de la Corporación municipal otorgar ese premio y reconocimiento que, creemos, se merece Geni. La Solicitud tiene siete páginas, más una amplia adenda».
Geni también estudió en el Conservatorio Profesional de Música de Santa Cruz de Tenerife. Entre ella, su madre, su padre y usted, su casa era una fiesta… «Pues sí. Ja, ja, ja… Vivimos muchos y gratos momentos musicales. Pero la valía de Geni viene avalada por su formación en Danza, Piano, Coral y Armonía en el Conservatorio. Además, estudió Magisterio y recibió clases en el Liceu de Barcelona y en otras academias y talleres de Madrid y La Coruña. Más tarde, compatibilizó clases en colegios con sesiones de Ballet, Danza, Jazz, Psicomotricidad… que impartía en su propia academia. También, en el Festival de Ópera de Tenerife fue la responsable de Figuración, Peluquería y maquillaje».
Y al igual que a usted, el Carnaval la atrapó… «Así fue. Empezó por abajo con Los Yoyas, Los Yuppies, Cariocas, Bohemios, Purahey, Chichiriviches, Bahía Dorada… De ahí pasó a trabajar con los directores artísticos Tamayo, Azpilicueta y Plaza, y maestros de escena como Del Mónaco, Mondi e Iturri. Dirigió, entonces, galas de la reina en Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria y San Sebastián de La Gomera. Y todo esto en un mundo de hombres. La mujer no había ocupado aún su sitio. Pero los éxitos que cosechó sobrepasan el mundo carnavalero. Estuvo al frente de fiestas populares, patronales, lustrales, desfiles de Reyes Magos… Trabajó en cine, televisión, teatro…».
«A punto de cumplir mis bodas de oro, la familia es mi razón de ser. He tenido mucha suerte»
¿Qué reconocimientos ha recibido ya su hermana? «La han homenajeado las comparsas Los Cariocas y Bahía Dorada, los ayuntamientos de Tacoronte, Bruselas y Diest (Bélgica), el grupo A su aire, la asociación Marazul de Tacoronte… También, entre otros honores, recibió el premio La Sonrisa del Chamo de la comparsa Río Orinoco y el Icono del Carnaval otorgada por los Grupos del Carnaval chicharrero. Pero el aprecio popular llegó a posicionarse en lo más alto el día del sepelio en el Cementerio de Tacoronte. Una muy amplia representación de las comparsas chicharreras le dedicó una última batucada. Todavía me emociono…».
Está casado con Cleo, con quien tiene una hija, Nayra, y un hijo, Víctor. Además, tres nietas que le roban el corazón: Victoria, Amalia y Silvia. ¿Cuánto pesa la familia en su vida? «A punto de cumplir mis bodas de oro, la bonita familia que tengo es mi razón de ser. Le debo todo a ella. He tenido mucha suerte… Y mis tres nietas tienen nombres de reinas. Eso es lo que son para mí».
Aparte de la música, ha escrito cinco musicales y más de trescientas canciones. Lo suyo es un no acabar creativo… «De Romería fue el primer musical. Luego vino Por San Andrés y otros. Lo nuestro eran superproducciones. En Ay Santa Cruz desfilamos por el escenario 104 personas, entre ellas la increíble, insuperable y genial María Mérida, a la que llevo siempre en el corazón porque me distinguió con su preciosa amistad. En cuanto a componer canciones, viene de siempre. Y seguirán saliendo. Ja, ja, ja…».
«A María Mérida la llevo siempre en el corazón. Me distinguió con su preciosa amistad»
Con María Mérida también compartió más de una parranda… «Me conquistó completamente desde que la conocí. Siempre ponía en pie al público. Le cantaba a mis nietas hasta por teléfono… Una maravilla de artista y mujer».
Gracias al verseador Yeray Rodríguez ha incorporado las décimas a su repertorio. ¿Por qué le seducen? «Surgió tras apuntarme en La Aldea a un taller. Lo impartía Yeray y quedé atrapado. Es la forma más poética de componer un microrrelato».
¿Puede recitar una décima suya? «Por supuesto. Se titula Abuelos y nietos: “Duro el programa a llevar, / los abuelos con sus nietos, / mimos, cariño, respeto, / cuentos, la historia familiar, / la higiene, lo extraescolar, / de canguros y más faenas… / Mas, un gran peligro cuelga / y pone de punta los pelos: / el día, en que los abuelos, / ¡se pongan todos en huelga!”».
¿Supongo que será un incondicional a las romerías, las cuales, por cierto, tanto protege el consejero del Cabildo Efraín Medina? «Y hace bien el consejero en protegerlas. El otro día, por cierto, firmó la solicitud de honores a Geni… La romería es una de nuestras manifestaciones populares más importantes. Antes era un incondicional. Ahora las frecuento menos…».

Usted vivió los años dorados de la arquitectura en España. Además, Tenerife rivalizaba con Madrid y Barcelona en la excelencia constructiva. Tras la grave crisis de 2008 la profesión ya no es como antes. ¿Todavía conserva la mirada de arquitecto? «Pues sí. La profesión quedó atrás, pero la obra hecha queda y más de una de las que hice me ha dejado un buen sabor de boca. Aprovecho para decir que hay colegas que conviene destacar por sus obras determinantes».
Sin duda. ¿Le preocupa el Mundo que heredarán sus nietas? «La preocupación la tengo y existirá siempre. Quienes se ocupan no siempre aciertan en la resolución de los problemas».
¿Su secreto para mantenerse en forma y conservar tan buena planta? Solo hay que verle. Ja, ja, ja… «Ja, ja, ja… No me haga reír…».
EL CURIOSO IMPERTINENTE
¿Suena una habanera y…? «Me acuerdo de las que cantaba con la familia de mi mujer en valenciano».
¿Qué necesita para ser feliz? «La familia, mi gente, mi tierra…».
¿Con qué canción conquistó a su mujer? «Le cantaba muchas».
¿Una pesadilla recurrente? «No tengo. Solo alguna que otra preocupación».
¿El disco más preciado de su colección? «Me quedo con dos: el de mi Tuna Universitaria de Valencia y el de Los Sombras».
¿Su momento más romántico? «Queda en la esfera privada».
¿Lo mejor de ser usted? «Dicen que soy un pedazo de abuelo».
¿Con quién le hubiera gustado compartir escenario? «Con Los Huaracheros (segunda versión) y María Mérida».
¿Qué no haría por todo el dinero del Mundo? «Cogerlo y dejar al resto de personas sin él».
¿Estado actual de su espíritu? «Me veo animoso».
¿De qué le aburre hablar? «Me pasa lo mismo que en el mar: nadar sin saber a dónde voy».
¿Hay algo mejor que una parranda? «Seguro que sí, pero a veces es mejor no arriesgar e ir a lo seguro».
¿Qué le relaja? «Contemplar la obra bien hecha… Y no me refiero, únicamente, a la obra arquitectónica».
¿El mejor momento para escuchar música? «Todos son buenos, pero me gusta más crearla».
¿Cómo se llama su guitarra más preciada? «No tiene nombre. Ahí no he llegado».
¿Sufre con el reguetón? «Depende de la cantidad».
¿Cuándo lloró por última vez? «Hace poco. Los testimonios emotivos y cariñosos que me cuentan sobre mi hermana, Geni, me pueden…».
¿Qué podemos regalarle? «Cariño, aunque no me lo merezca».
¿Se reconoce incapaz de…? «De muchas cosas. Pero nunca pasaré las líneas rojas que me pongo».
¿Silbe una melodía? «Prefiero cantarla».
Comentarios recientes